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Como es sabido,  la Inversión Extranjera Directa (IED) es un ingrediente esencial para la expansión económica de los países, particularmente a mayor plazo.  Se reconoce su efecto multiplicador sobre la actividad económica de los países huéspedes, su contribución a la creación de empleos y el impulso que supone para las exportaciones y los ingresos fiscales.

Se han documentado, asimismo, algunos efectos indirectos asociados a la IED, entre los que destacan: la transmisión de conocimientos a la industria local, su potencial para fortalecer las competencias gerenciales y las estrategias de comercialización, así como el desarrollo de redes de distribución y producción.

Alentados por estos beneficios, muchos gobiernos en el mundo —incluidos los de América Latina— han instrumentado acciones específicas para favorecer el ingreso de inversiones foráneas. Debe reconocerse, sin embargo, que la IED es un requisito indispensable, pero insuficiente para promover el crecimiento económico. Su contribución solo es efectiva si cuenta con el respaldo de políticas de IED alineadas a la estrategia nacional de desarrollo.

Los países anfitriones deben contar con una estrategia que identifique y promueva las ventajas competitivas del país, y configure un entorno atractivo para el inversionista extranjero; pero, sobre todo, que responda a las aspiraciones de desarrollo.

En este sentido, el desafío de los países latinoamericanos consiste en reducir la presencia de inversiones que llegan a sus países atraídos por los recursos naturales e incrementar aquellas que llegan por razones de eficiencia.

Los siguientes aspectos constituyen algunas acciones que han puesto en marcha países como Irlanda para atraer la Inversión Extranjera Directa:

  1. ESTABLECER OBJETIVOS DE DESARROLLO ECONÓMICO DE LARGO PLAZO Establecer un plan de desarrollo económico de largo plazo, en el que la ied ocupe un lugar preponderante.
  2. ESTABLECER LA VENTAJA COMPARATIVA DEL PAÍS
    Si tomamos como ejemplo a Irlanda, un país pequeño y con pocos recursos naturales, es un país que ha hecho cuantiosas inversiones en desarrollo de capital humano, su ventaja competitiva radica en una población joven y bien educada. La base de la ventaja competitiva de los países de América Latina radica en la disponibilidad de recursos naturales y de mano de obra barata. Su fuerza laboral cuenta con una especialización y capacitación menor a la de sus competidores. De ahí que un entorno adecuado para atraer ied de calidad se precise del desarrollo de su fuerza laboral. En Malasia, Singapur, Taiwán y China, por ejemplo, la educación y la capacitación fueron y son factores importantes para atraer ied de calidad. Una fuerza laboral calificada no solo incide en el monto de las inversiones foráneas, también lo hace en las derramas de tecnología y conocimientos, y en la capacidad de absorción del país receptor.
  3. PROMOVER EFECTIVAMENTE VENTAJAS COMPARATIVAS
    Las agencias de promoción de los países deben colaborar con el propósito de difundir en el exterior las ventajas que hacen del país un destino atractivo para la inversión. Deben proporcionar información de calidad que promueva los vínculos empresariales. Deben ser independientes al gobierno para dar mayor credibilidad al inversionista sin dejar de contar con el apoyo de este en forma de subvenciones, subsidios y capacitación. Todo acompañado de mecanismos de rendición de cuentas para evitar corrupción.
  4. CREAR UN ENTORNO ECONÓMICO ATRACTIVO
    La promoción es un ingrediente esencial para la atracción de inversión extranjera directa; pero los esfuerzos desplegados en esta labor resultan insuficientes si no cuentan con el respaldo de un entorno macroeconómico estable que dé certidumbre a los inversionistas, es decir,  provisión de estabilidad económica y políticas macroeconómicas claras, así como el establecimiento de un sistema financiero sofisticado. Los procesos de liberalización comercial, de privatización y de desregulación desplegados por diversos países de América Latina a partir de la década de los ochenta del siglo pasado, han demostrado ser insuficientes. Está claro que deben redoblarse los esfuerzos para fortalecer la confianza de los inversionistas foráneos en las perspectivas de la región.
  5. INVERTIR EN EDUCACIÓN, CAPACITACIÓN Y FOMENTAR LA INVESTIGACIÓN
    Se ha documentado que aquellos países que invierten en educación, capacitación e investigación científica tienen mayores oportunidades de atraer IED a sectores de alto valor agregado. Vivimos en una economía mundial basada en el conocimiento, en la que el saber, las comunidades de aprendizaje y las tecnologías de información son las fuerzas que impulsan el desarrollo social y económico.

 

Fuente: Revista Comercio Exterior – Bancomext por Ruth Rios-Morales

 

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