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Diversos factores invitan a pensar que las franquicias hispanoamericanas serán protagonistas de la nueva ola de internacionalización en nuestro país durante los próximos años.

El contexto económico internacional que se vislumbra de cara al comienzo de la nueva década plantea un panorama en el que la internacionalización de las empresas se mantiene como un campo en el que profundizar, especialmente si tenemos en cuenta que existe un número cada vez mayor de oportunidades y que los plazos disponibles para abordar estos procesos son cada vez menores.

A este respecto, ya se ha destacado con anterioridad el especial atractivo que el modelo de franquicia presenta a la hora de abordar los procesos de internacionalización, especialmente por sus ventajas organizativas y de reducción de costes y riesgos. Por lo que no resulta raro que el sector haya experimentado un crecimiento sustancial durante los últimos 10 años.

En el caso concreto de España, el último informe elaborado por la Asociación Española de Franquiciadores indicaba que el año pasado existían un total de 353 empresas españolas con franquicias en el extranjero, lo que supone un incremento del 5,6% con respecto al año anterior. Esto implica que, en la actualidad, un 31,2% de las franquicias españolas tiene presencia en mercados internacionales, abarcando un total de 140 países y casi 22.000 establecimientos.

Las franquicias españolas se expanden principalmente por Europa e Hispanoamérica -siendo Portugal y México los países con mayor número de firmas españolas. Estos datos, que confirman la creciente pujanza del sector, nos llevan a preguntarnos cuáles son las empresas que están realizando el camino inverso. Esto es, qué firmas están iniciando su expansión mediante franquicias en nuestro país. En este sentido, es necesario prestar gran atención durante los próximos años al desempeño de las firmas hispanoamericanas y a su más que previsible implantación en nuestro país.

El buen momento que viven las relaciones entre las redes de franquicias españolas e hispanoamericanas viene gestándose ya varios años, algo que no resulta extraño teniendo en cuenta los cercanos vínculos culturales y económicos que nos unen. Pero a este buen momento en las relaciones se empiezan a vislumbrar una serie de factores económicos que sentarán las condiciones necesarias para que las empresas hispanoamericanas den el salto definitivo a la internacionalización en nuestro país.

México en concreto será un actor al que mirar con detenimiento en los 10 años venideros, y es que, a su condición como país de la región con mayor expansión internacional de sus franquicias, se une una consolidación de su entramado de comercio minorista en redes de firmas franquiciadoras, así como un continuo crecimiento de la demanda de su gastronomía.

En definitiva, debemos considerar si el desembarco de las franquicias de Hispanoamérica en nuestro país es una mera moda, o será una de las tendencias económicas del sector que marcarán la agenda de la próxima década.

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